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Manuel Frías Alcaraz

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La Disputa por el Agua y la Energía

por Fernando Ortega

El mexicano Manuel Frías Alcaraz planteó un proyecto que es al mismo tiempo una propuesta de paz para el Medio Oriente basado en la solución al abasto de agua y energía en la región.

En su visita a México, el canciller francés Dominique de Villepin y su homólogo mexicano Luis Ernesto Derbez acordaron el 18 de julio explorar en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) nuevos mecanismos diplomáticos para encontrar una solución multilateral a la crisis en Iraq.

Esta crisis, que afecta a todo el Medio Oriente, tiene su origen en “el control y uso de los recursos naturales”. Una solución, que es al mismo tiempo una propuesta de paz y que se basa en la solución al problema de abasto de agua y energía en la región, fue hecha por Manuel Frías Alcaraz, “un renombrado ingeniero mexicano con amplia experiencia en proyectos hidráulicos y de energía en el país”, asegura la revista Executive Intelligence Review (EIR).

EIR es una publicación especializada en proyectos y obras de infraestructura básica cuya sede se encuentra en Washington; tiene oficinas de representación en Estados Unidos, Latinoamérica, Canadá, Europa y Asia, y sus trabajos son motivo de análisis en universidades e institutos de estas regiones.

Esta propuesta fue enviada al presidente George W. Bush, a la Casa Blanca; al primer ministro Tony Blair (10 Dowing Street London); a Collin L. Powell, secretario de Estado estadounidense; a Kofi Annan, secretario general de la ONU, y a Andrew S. Natsios, administrador de la Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos.

También a los gobiernos de Irak, Irán, Siria, Arabia Saudita, Jordania, Palestina e Israel. A la fecha, la respuesta que ha recibido Frías Alcaraz es que este proyecto multinacional se encuentra en estudio.

El Movimiento de Solidaridad Iberoamericana (MSIA), que aglutina a los colaboradores del economista y precandidato presidencial estadounidense Lyndon H. LaRouche, ha respaldado el “proyecto de transferencia Mar Caspio-Oriente Medio” de Frías.

La presidenta de MSIA en México, Maivilia Carrasco, escribió una carta abierta al presidente Vicente Fox en la que lo insta a aprovechar la presidencia del Consejo de Seguridad de la ONU, que recayó en México durante el mes de abril, para promover una solución a la crisis del Oriente Medio como la que propone Frías.

Manuel Frías fue investigador de la Facultad de Ingeniería y funcionario de la Comisión Federal de Electricidad, y es autor y director del Proyecto México Tercer Milenio, que reúne una serie de proyectos para resolver los problemas de abasto de agua y energía en México: una advertencia para los mexicanos y motivo de guerra para Medio Oriente.

El ingeniero mexicano señala en su proyecto que el desigual y peligroso conflicto en Oriente Medio es causado por el control y uso de los recursos hidráulicos y energéticos. “La Mesopotamia --su zona alta se ubica en Siria y las partes media y baja, que representan la mayor superficie y cuentan con abundantes volúmenes de agua superficial y subterránea, pertenecen a Irak-- es la cuenca más codiciada en tan convulsionada región del mundo”.

La ruta del agua para resolver el conflicto en oriente, desde el Mar Caspio hasta el Mar Muerto.

Sin hidrocarburos, sostiene Frías Alcaraz, una nación sobrevive y puede desarrollarse. Sin agua no vive: “El petróleo se exporta. El agua no se puede importar. Cada país debe supeditarse a sus propios recursos. Si Irak cuenta con ambas riquezas naturales y los demás países tienen deficiencias, se genera inseguridad y ambición”.

El proyecto de Frías consiste en transferir agua del mar Caspio --con superficie de 371 mil kilómetros cuadrados, alimentado por los ríos Volga y Ural-- a Medio Oriente, que es una región internacional con los mayores yacimientos de hidrocarburos, con 735 mil millones de barriles de petróleo, incluyendo las reservas del mar Caspio.

Estos son los principales aspectos del proyecto: ese mar interno, el Caspio, que es el principal lago natural del mundo y se ubica a 28 metros bajo el nivel del mar, se caracteriza por tener un declive muy suave al norte (parte que pertenece a Rusia) y su máximo almacenamiento y profundidad --más de mil metros-- al sur, que corresponde a Irán.

Si disminuye unos metros en su extremo septentrional, el agua se aleja varios kilómetros (por su fondo casi horizontal), pero al sur --donde quedarían las grandes instalaciones hidroenergéticas de transferencia de agua-- reúne ventajas y condiciones técnicas idóneas para su aprovechamiento.

Por consiguiente, la conducción de agua se originaría en la porción sur del inmenso lago-mar Caspio. Ocho centímetros de su almacenamiento equivalen a 30 mil millones de metros cúbicos, suficientes para regar durante un año tres millones de hectáreas y convertir extensos terrenos desérticos en vergeles. Esta conducción permitiría trasvasar abundantes volúmenes al lago Urmia, situado al poniente de ese mar interior, también en territorio iraní.

De este embalse natural se rebombearían caudales a la zona septentrional de Irak (región kurda) para descargar en el río Tigris, al norte de Mosul. Después, mediante canales e hidrovías, se uniría con el río Khabar, afluente del río Éufrates.

Manrique 2003

En estos ríos que delimitan la Mesopotamia se quedaría el agua necesaria para irrigar tierras en el norte de Siria e Irak y dotar a diversas poblaciones. Asimismo y de ser factible, escurrimientos adicionales y excedentes en la parte baja del río Éufrates se canalizarían al noreste de Arabia Saudita para incorporar vastos terrenos al riego.

La transferencia mar Caspio-Oriente Medio proseguiría por la zona meridional de Siria, donde se abastecería a centros de población y nuevos distritos agrícolas, así como a sistemas de canales de derivación tendidos hacia el noreste de Jordania.

Esa conducción de vida y progreso que contribuiría a resolver ancestrales diferencias étnicas y religiosas, arribaría al norte de Israel para verter agua dulce al mar de Galilea. Al disponerse de volúmenes suplementarios en esta inestable zona para dotar a ciudades limítrofes de Siria, Israel y Jordania se podrían eliminar conflictos por el uso del agua y encontrar alternativas políticas de avenencia.

Del mar de Galilea parte de los escurrimientos trasvasados seguirían al sur por el río Jordán, a fin de aumentar las tierras bajo riego y abastecer a poblaciones ribereñas ubicadas en territorio de la margen occidental-Cisjordania, Jordania e Israel, para descargar los últimos y valiosos caudales transferidos al Mar Muerto.

De modo que en estos mares interiores situados bajo el nivel del mar (Galilea a -200 metros y el Mar Muerto a -400 metros) se iniciaría un proceso simultáneo de saneamiento, rehabilitación y conservación que magnifiquen su legado histórico y prestancia.

Significa que esta estratégica y fundamental conducción con rumbo general Oriente-Occidente y en descenso hacia el suroeste, de alrededor de mil 200 kilómetros de longitud, formada por plantas de tratamiento y de bombeo (se requiere precisar, si la baja salinidad del mar Caspio permite emplear el agua derivada para usos urbanos y agrícolas), túneles, tuberías de gran diámetro, cauces naturales, embalses, canales, estructuras de irrigación, facilitaría la conciliación de intereses y controversias en una región en constante confrontación por la hegemonía y el control de los recursos.

En este sentido hay que considerar también la actualización de las instalaciones hidráulicas en operación y el suministro a sedientas poblaciones y extensas tierras para aumentar notablemente la producción de alimentos en Irak, Siria, Jordania, Palestina e Israel.

Entre algunas obras complementarias para asegurar e incrementar la extensión y capacidad del Caspio, sobresale la derivación de los ríos Donets y Don (conexión y trasvases factibles, pues ya existen las instalaciones necesarias), en lugar de que desagüen al Mar de Azov. De modo que sería conveniente canalizar sus escurrimientos al río Volga para aumentar las aportaciones al Caspio.

En un futuro y si las condiciones sociales y políticas lo posibilitan, el río Dnieper, que desemboca en el Mar Negro, se uniría con los ríos Donets, Don, Volga y Caspio. Así, los principales ríos de Ucrania y la Rusia europea estarían enlazados por canales de navegación y descargarían todos en el mar Caspio, en vez de que los ríos Dnieper, Donets y Don viertan sus importantes caudales a los mares de Azov, Negro y Mediterráneo.

Manuel Frías tiene la convicción de que sólo con un proyecto multinacional correctamente conceptuado existiría armonía y prosperidad para efectuar transferencias de agua entre Irán, Irak, Siria, Jordania, Arabia Saudita, Cisjordania e Israel.

Esta tarea requiere de consensos, acuerdos y convenios de cooperación regional, para hacer obras de infraestructura de gran magnitud, con el propósito de optimizar el uso del agua e intercomunicar diferentes ciudades y poblaciones.

“Al emplear el petróleo, no como botín, premio o tributo, sino como un apoyo-complemento para financiar, construir e impulsar un desarrollo sui géneris y de largo alcance en Medio Oriente, conforme a un proyecto especial que resuelva en definitiva las crecientes y recurrentes guerras por el agua en tan representativa región de la civilización humana, se evitarían los motivos, ambiciones y argumentos internacionales que hoy se materializan en catástrofes y desolación para obtener su control y administración”, dice.

A su vez, la revista EIR destaca que la región presenta muchas ventajas geofísicas. El Caspio tiene tres veces menos sal que el agua de mar, pero aún contiene 11 mil partes por millón. Sostiene que el Proyecto de Transferencia Mar Caspio-Oriente Medio de Frías complementa la vieja propuesta de LaRouche del Plan Oasis para la paz en el Oriente Medio.

El principio del Plan Oasis es que las tecnologías modernas, con energía nuclear barata y suficiente, junto con la desalación de agua, pueden ofrecer la proporción de agua y energía que se requiere para que el hombre cree corredores de desarrollo y oasis en el desierto.

Técnicamente, con sólo 20 plantas nucleares de desalación en el Mediterráneo oriental y en las zonas del mar Rojo y el golfo de Aqaba, podría producirse un volumen de agua equivalente a un “segundo río Jordán”.

LaRouche escribió el 6 de agosto de 2000, cuando se interrumpieron las pláticas de paz palestino-israelíes en Campo David, un documento llamado “El agua como flanco estratégico: ¿en qué falló Clinton?”, sobre la necesidad de un “programa de desarrollo económico basado en la desalación, que hace un cuarto de siglo le presentamos por vez primera a árabes, israelíes y otros interesados”: el Plan Oasis.

Ahí advertía: “En la mayor parte de la región no hay fuentes de abastecimiento de agua útil suficientes para satisfacer las necesidades más elementales de la población. Por eso, si no se echan a andar de inmediato programas de desalación en gran escala, no hay esperanza de relaciones pacíficas duraderas entre los pueblos de esa región”.

La carta

El Departamento de Estado y el Banco Mundial se entusiasmaron con el proyecto de Manuel Frías Alcaraz y le informaron por escrito que lo tomarán en cuenta.

En una carta fechada el 1º de junio último, John F. Turner, asistente del Departamento de Estado para Océanos, Asuntos Ambientales y Científicos Internacionales, le dice:

Usted tiene razón al llamar la atención en este tema. El acceso creciente al agua podría mejorar perceptiblemente la vida de la gente dentro de la región y conducir a una mayor confianza y cooperación. El pensamiento innovador, como el suyo, será esencial para solucionar estos problemas.

En la misiva de Amir Al-Khafaji, director de finanzas, sector privado e infraestructura del Banco Mundial, fechada el pasado 5 de agosto, le dice que su proyecto es susceptible de recibir financiamiento por parte de esta institución:

En vista de la naturaleza multinacional de este proyecto y su impacto importante en el ambiente, así como en los temas sociales a lo largo de su ruta, creemos que una deliberación inicial de sus ventajas y los costes necesitan ser presentados a los países implicados.

Esto permitirá la consideración de las necesidades financieras de los proyectos y el interés de estos países en búsqueda del financiamiento del Banco Mundial y otras agencias bilaterales y multilaterales.

http://www.contralinea.com.mx/

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